Este reptil endémico que responde al nombre científico de ‘Podarcis lilfordi’, es uno de los símbolos de Menorca. Actualmente solo pervive en diversos islotes, pero su ‘personalidad’ se proyecta mucho más allá.
Se puede ver en muchas camisetas, dibujada en abarcas personalizadas, en llaveros e imanes de cocina… Su sinuosa silueta da forma a figurillas de decoración, brazaletes y colgadores, se encuentra en colgantes de bisutería y en todo tipo de objetos de artesanía. Decora dedales, tazas o mecheros. No hay duda, en pleno siglo XXI, la lagartija es uno de los símbolos de Menorca.
Pero, ¿quién es este reptil tan popular en la isla mediterránea? ¿Cuál es su importancia? ¿Dónde vive? ¿Cómo llegó hasta allí?
Doce subespecies endémicas
Cuando hablamos de la famosa lagartija de Menorca, nos referimos en realidad a la lagartija balear, que responde al nombre científico de Podarcis lilfordi. Es una especie endémica de las Illes Balears, que se encuentra en los islotes que rodean Menorca, Mallorca y Cabrera.
En cambio, no se encuentra ninguna comunidad en la isla de Menorca propiamente dicha. En total, se han identificado habitando hasta dieciocho pequeñas islas e islotes del perímetro menorquín, donde se observan hasta doce subespecies diferentes. Las mayores concentraciones se dan en la Illa de l’Aire, en el extremo sureste de Menorca, y en la Illa d’en Colom, a levante. Aunque hay ejemplares desde el sur, como en el Escull de Binicodrell; hasta el norte, como en las Illes d’Addaia o las del Port de Fornells; pasando por el Illot d’en Mel dentro de la Albufera des Grau, entre otras.
Todas ellas están absolutamente protegidas y algunas se hallan en riesgo de extinción. Sobra decir que su existencia es frágil, dadas las pequeñas dimensiones de sus hábitats y la presión humana incontrolada que algunos de ellos experimentan.
Vinieron caminando
¿Cómo es que cada una de las subespecies de lagartija se encuentra casi exclusivamente en sus respectivos islotes? Su viaje comienza hace millones de años, cuando el nivel del Mediterráneo descendió unos 1.500 metros y provocó que las Illes Balears se unieran al continente. Este hecho provocó que numerosas especies animales –entre ellas los antepasados de las lagartijas– hicieran a pie el camino hasta sus nuevos hábitats.
Cuando hace cinco millones de años el agua volvió a separar definitivamente las islas Gimnesias (Mallorca y Menorca) del continente y de las Pitiusas (Ibiza y Formentera), aquellos reptiles antiguos evolucionaron de forma aislada. De este modo nació la especie conocida como lagartija balear.
A lo largo de las épocas, los islotes se han ido conectando y desconectando de la isla principal en función del nivel del mar, hasta llegar a su configuración definitiva hace entre 6.000 y 2.000 años. Este aislamiento todavía más reducido es la razón que aducen los expertos para explicar la particular evolución de cada subespecie.
La lagartija negra
De todas estas subespecies, el número uno en el ránking de popularidad lo ocupa la lagartija negra de la Illa de l’Aire. Identificada ya en el siglo XIX, responde al nombre de Podarcis lilfordi lilfordi y presenta unas dimensiones relativamente grandes (hasta 22 centímetros) y una coloración oscura, que se convierte en azul brillante en la zona del vientre.
Es la variante más numerosa de todas, así como la más diferenciada de las diversas subespecies de los islotes menorquines. El hecho de que la Illa de l’Aire fuera el primero de los islotes en separarse definitivamente de Menorca, hace unos 9.000 años, podría ser la clave de esta evolución única.